· Nacho De Madariaga · Tutoriales · 3 minutos de lectura
La inversión a largo plazo como método de lucha contra la inflación
Es esencial tener herramientas para actuar contra la inflación y protegernos de su efecto sobre nuestra economía personal
La inflación es uno de los principales factores económicos que disminuyen el poder adquisitivo de los ciudadanos por el simple hecho de “tenerlo” en la cuenta corriente del banco, sin que genere ninguna rentabilidad, ya sea a corto o largo plazo. Este fenómeno, que a menudo pasa desapercibido, disminuye valor del dinero, haciendo que cada uno de nosotros tengamos menos capacidad de compra con el tiempo.
Si cuando nos encontramos mal acudimos al médico, ¿porque cuando nuestra situación económica se ve afectada no acudimos a profesionales financieros para que nos ayuden a revertir esta situación? Es la falta de educación financiera la que no nos permite actuar correctamente. Al igual que en la medicina, dirigirnos al profesional adecuado y poner el tratamiento más eficaz es fundamental a la hora de remediar el problema ante el que nos hallemos.
En los últimos años, la inflación ha mermado significativamente los ahorros de los ciudadanos. Desde diciembre de 2013 hasta noviembre de 2023, la inflación acumulada ha alcanzado el 19,7%, lo que significa que unos ahorros de 30.000 € en ese periodo abrían bajado su valor a 24.090 €. Es por esto por lo que la inflación es conocida como “la ladrona silenciosa”. Mientras nosotros vemos que en nuestra cuenta corriente tenemos la misma cantidad de dinero, el valor de este se reduce año a año, y con ello nuestra capacidad económica.
Cabe destacar que la inflación es acumulativa, impactando año tras año en los ahorros, lo que recalca la importancia de no dejar el dinero inmovilizado por periodos prolongados. La falta de educación financiera contribuye a que la ciudadanía tome decisiones de inversión sin un asesoramiento adecuado, enfocándose únicamente en la rentabilidad a corto plazo y descuidando los riesgos que ello supone.
Entonces, ¿cómo podemos evitar la pérdida de valor de nuestro dinero y minimizar el riesgo al invertir? La clave está en planificar la inversión de manera progresiva, distribuyendo las aportaciones de capital a lo largo del tiempo, entrando en diferentes momentos del mercado y diversificando las inversiones. Esta estrategia implica seleccionar varias opciones de inversión en lugar de depender de una sola, reduciendo el riesgo, ya que, si “metes todos los huevos en la misma cesta”, como esta se rompa, los perderás todos.
Aunque las inversiones pueden experimentar pérdidas en momentos de dificultad económica, es fundamental entender que la economía es cíclica, con fases de crecimiento, estancamiento, recesión y recuperación. Invertir a largo plazo se considera más seguro, ya que, a pesar de las fluctuaciones, la tendencia general de la economía es crecer. Es esencial invertir aquel dinero que no se necesite a corto plazo para evitar grandes rescates de la inversión en momentos de recesión o al inicio de la recuperación económica, minimizando posibles pérdidas que puedan ocasionarse. Es por esto por lo que no nos tenemos que fijar únicamente en productos y rentabilidades, sino también en el modo en el que invertimos ese dinero que tanto nos ha costado ganar.
Tal y como expuso el profesor del Máster en Bolsa y Mercados financieros del IEB, Javier Niederleytner: “En periodos de 7 años, la bolsa siempre es rentable”, “La renta variable es la inversión que mayor rentabilidad da en el largo plazo” Comenzar a invertir requiere una planificación financiera sólida, con un conocimiento claro de los recursos de los que dispone cada uno y cómo gestionarlos sin comprometer las metas que tengamos a corto y medio plazo. Un correcto asesoramiento se vuelve fundamental para obtener un rendimiento óptimo en las inversiones y adaptar la estrategia a nuestras necesidades.
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