· Nacho De Madariaga · Tutoriales  · 4 minutos de lectura

Solos ante la jubilación. Sin pensiones publicas en el horizonte

La confianza en que el estado va a garantizar nuestras pensiones cada vez es más escasa. De ahí la importancia de autogestionarnos nuestro futuro.

La confianza en que el estado va a garantizar nuestras pensiones cada vez es más escasa. De ahí la importancia de autogestionarnos nuestro futuro.

Para el año 2050, España se proyecta como uno de los países más envejecidos a nivel mundial. Esto se debe a que combina tanto lo bueno como lo malo de otros países. Entre lo bueno destaca que nuestra esperanza de vida se encuentra entre las más altas y sigue en aumento. Sin embargo, el inconveniente radica en que ostentamos una tasa de fecundidad muy por debajo de la media.

A diferencia de lo que podríamos esperar, el gasto en pensiones ha experimentado un constante incremento en los últimos años y se prevé que esta tendencia continúe en los próximos ejercicios, dada la política actual. Esto junto con la disminución en la tasa de fecundidad y la generación del baby boom próxima a jubilarse, representa un desafío inevitable para las finanzas públicas.

La OCDE ha advertido que mantener el sistema actual de pensiones perjudicará a los jóvenes, señalando que el gasto público español en educación, vivienda y medidas para mejorar la situación de los jóvenes está por debajo de lo necesario. También destaca que el gasto en pensiones es excesivo y requerirá de otros ingresos del sistema, lo cual desaconseja. Como sociedad, enfrentamos la decisión de adaptar las pensiones a la creciente longevidad, donde cada generación vive más que la anterior, o utilizar todo el margen fiscal para financiar las pensiones. La política actual parece inclinarse hacia la segunda opción, pero esto conlleva implicaciones que los defensores de las mismas pretenden pasar por alto. Este escenario parece implicar que los ciudadanos debemos asumir la responsabilidad personal de planificar nuestra jubilación si queremos mantener un nivel de vida digno cuando esta llegue.

En este contexto, surge una pregunta: ¿Cuál es la mejor forma de hacerlo? Actualmente, contamos con vehículos financieros como las EPSVs y los Planes de Pensiones, que permiten ahorrar para la jubilación y obtener beneficios fiscales en la declaración de la renta. Ambos funcionan de manera similar y gozan de un triple efecto del cual nos podemos beneficiar: ahorrar para la jubilación, beneficiarnos fiscalmente año a año en la declaración de la renta y que el dinero aportado obtenga un rendimiento a largo plazo beneficiándonos de la capitalización compuesta.

Pongamos un ejemplo, simplificando la normativa fiscal, para visualizar el funcionamiento de las EPSVs y los Planes de Pensiones de forma sencilla:

“Juan es un arquitecto por cuenta ajena que, trabajando para un estudio, gana al año 40.000,00€. De esos 40.000,00€ en función de la normativa fiscal de cada territorio y considerando que no aplica ninguna reducción ni deducción en dicho ejercicio, nos encontraríamos con una declaración con un resultado a pagar cercana a los 320,00€. Es ahora donde entrarían en juego las EPSVs y los Planes de Pensiones.

En función de lo que aportemos, la declaración nos saldría a pagar menos o a devolver más, dependiendo del caso. El IRPF, al ser un impuesto progresivo, depende lo que ganemos la ventaja fiscal será una u otra. En este caso, los tramos a pagar que se le aplicarían vamos a imaginar que son los siguientes, ya que varían en función de cada comunidad autónoma

  • Desde 0 hasta 17.280,00€: Al 23%

  • Desde 17.280,00€ hasta 34.560,00€: Al 28%

  • Desde 34.560,00 hasta 40.000,00€: Al 35%

Hemos dicho que las EPSVs y los Planes de Pensiones son “reducciones”, lo que supone que todo lo que aportemos hasta los límites establecidos es como si dejásemos de ganar esa cantidad, por lo que en función del tipo impositivo que nos encontremos, dejaremos de tributar por eso que aportemos.

Por ello, si contribuimos con 1500,00€ la declaración pasaría de ser 320,00€ a pagar a 205,00€ a devolver. Es como si hubiésemos ganado 38.500,00€, de ahí la diferencia en el resultado de la declaración del año en el cual se realiza la aportación. Un correcto asesoramiento se vuelve fundamental para obtener un rendimiento óptimo en las inversiones y adaptar la estrategia fiscal a las necesidades de cada individuo.

  • inversión
  • ahorro
Comparte el artículo:
Regresa al blog